Toquémonos, toquémonos nosotros, nuestra piel, esa que es preciosa sin importar el color, esa que se eriza con una canción, con una caricia, con un libro inolvidable, con el sonido de una bonita risa… no toquemos esa pantalla, fría y sin sentimientos que lo único que hace es reflejarnos a nosotros mismos dependiendo de la iluminación de la estancia en la que te encuentres.
Aprovecha esa pantalla para combatir mejor la distancia, ayúdate de esa tarifa de minutos gratis que cualquier compañía te ofrece y te vende aprovechándose, como no, de tu necesidad imperiosa de comunicarte, eso sí, todo por un módico precio… El mundo por suerte, o por desgracia, quién sabe, avanza, ayúdate de eso para vencer obstáculos.
Pero no reduzcas tu vida a ello, no reduzcas tu comunicación con este mundo a esa pantalla.
Mira a tu alrededor, levanta la cabeza que siempre tienes agachada para mirar tu maravilloso smartphone y mira el maravilloso mundo que te rodea. Mira a la gente paseando, o andando a toda prisa porque llega tarde ( el rey de la vida cotidiana: el estrés), mira cómo ilumina la calle ese sol que hace un minuto ha hecho que te quejes del verano, porque ese objeto que es tu vida, el mismo smartphone de antes, se ha caído al suelo al quitarte la chaqueta reglamentaria de cualquier día a las 9 de la mañana.
Habla con esa persona a la que nunca miras a los ojos ya que parece que su foto de perfil para ti es suficiente, tómate un café sin subir una foto para que todo el mundo sepa de vuestra maravillosa relación, casi siempre inexistente. Pregúntale por sus problemas y por aquello que tan feliz la hace, y llora si debes con ella y ríe si debes con ella; pero hazlo de verdad, olvida los emojis que tan graciosos y tan inexpresivos son…
Vive, siente y deja eso que el maldito consumismo no para de vendernos, deja esa vida que la sociedad de hoy califica como la correcta, deja esa vida de tener que gustar más, de existir y ser más importante según la cantidad de «amigos» que acumules en tus redes sociales…
Descubre eso que no quieren que veamos, cuida eso de lo que todos se están olvidando y vive esa vida de la que, si todos la viviésemos, estaríamos jodidamente enamorados.
Vivamos…