Tengo un corazón repartido,
repartido a partes iguales
luciendo en mi bandera.
Dos son las llaves,
las que abren tu puerta
y dan salida a la calle.
Al horizonte, un camino
que llevándome a tu vera
me encontré tus heridas,
me refugié en tus grietas.
Serán cosas del destino,
del hoy, del mañana, del ayer
serán destinos marcados,
serán síntomas de madurez.
Elementos perturbados
que no quieren entender
¿por qué vas?, ¿por qué has marchado?
El cuerpo me pide crecer.
Y en esas, cada dos por tres,
volviendo la vista al camino
vas creciendo con ello;
nuevos amigos,
nuevos compañeros.
Hacerte granaíno.
Aún sabiendo que es temporal
porque los años pasan en segundos
porque todo lo de este mundo
como la vida misma tiene su final.
Este niño que llegó a Graná
no sé si será ese hombre
cuando le toque regresar.